25 de enero de 2014

Déjà vu

"El conocimiento nos hace responsables" Ernesto Guevara

Según la teoría más aceptada, fue alrededor del siglo V d.C. cuando un grupo de colonos polinesios llegaron en barco a uno de los lugares más aislados de la Tierra. Se trataba de una isla que en esa época era un paraíso subtropical deshabitado. Rapa Nui, la isla de Pascua.

Isla de Pascua. Fuente: oceania.com

Diversos estudios arqueológicos estiman que los primeros pobladores no serían más de 100 personas. Palmeras enormes cubrían la isla junto con otras 17 especies de árboles, ideales para hacer casas y canoas. Llegaron provistos de animales, frutos y tubérculos, y complementaron su dieta a partir del mar. Las condiciones de la isla proporcionaban una vida fácil, lo que les permitía disponer de tiempo libre para ceremonias religiosas, danzas rituales y fiestas. Y eran excelentes talladores de piedra. La construcción de sus estatuas, los moáis, era un hecho monumental.

Esculpían la piedra directamente en las vertientes de las montañas y las transportaban hasta sus lugares de culto. No se sabe exactamente cómo eran trasladadas, pero es casi seguro que dicho proceso exigió el uso de trineos o rodillos de madera. Con el tiempo la población creció formando una sociedad cada vez más estructurada. Entre los años 1200 1500 la cultura rapanui alcanzó su máximo desarrollo. Los bosques fueron talados para la agricultura, el fuego, la construcción de balsas y el transporte de moáis. 

A finales del siglo XV vivían en la isla de 10.000 a 20.000 personas lo que empezó a provocar una presión demográfica sobre la isla. La erosión de la tierra fértil y la sobre explotación agrícola disminuyó la producción de cultivos, la deforestación de los bosques les impidió construir balsas para la pesca en alta mar y el conseguir su principal fuente energética, la leña para el fuego. A esto se le sumó el agotamiento de recursos marítimos costeros y de los huevos de las aves marinas que anidaban en la isla. El hambre se propagó. Estalló la lucha por el abastecimiento de recursos en declinación. El orden social fue abolido tensionando la compleja sociedad que habían creado, simplificándola y fraccionándola en clanes rivales. Todo esto causó una brusca caída de la población.

El domingo de Pascua de 1722 llegaron los europeos. El almirante holandés Jacob Roggeveen encontró unas 3.000 personas viviendo en condiciones miserables. 52 años después fue el capitán Cook quien visitó la isla. Se encontró a clanes rivales en guerra permanente. La población había descendido a unos 2.000 habitantes. Un siglo más tarde, debido a la escasez de alimentos y aislamientos que los haría más vulnerables a las enfermedades traídas por los europeos, la población apenas era de 110 individuos.

El motivo del colapso fue que la población de los Rapa Nui excedió la capacidad de carga de la isla. La capacidad de carga de una especie biológica en un ecosistema es el tamaño máximo de población que el medio puede soportar indefinidamente teniendo en cuenta el alimento, agua, hábitat, y otros elementos necesarios para su supervivencia. 

El estilo de vida influencia la capacidad de carga. La disposición de vehículos, barcos, aviones, ciudades, electrónica, industria, infraestructuras, lógicamente tiene repercusión en el agotamiento de recursos naturales, en la destrucción de la biodiversidad, en la cantidad de futura tierra cultivable, por tanto en la capacidad de carga de la Tierra. 

El ingenio del ser humano ha permitido a lo largo de la historia exceder la capacidad de carga de su ambiente, lo que denominamos sobrecarga. Ésta es posible cuando una especie encuentra un conjunto rico e inexplorado de recursos que facilita su reproducción. Los humanos de la era industrial encontraron esa rica fuente en el petróleo.

La explotación del petróleo fue una oportunidad única para triplicar las colectas agrícolas. En otras palabras, el petróleo triplicó la capacidad de carga de la Tierra, proporcionándonos tierras de cultivo que no existían, las hectáreas fantasma, tal y como las definió el sociólogo William Catton en su libro "Overshoot". El petróleo facilitó recursos para construir laboratorios y tecnología para desarrollar cereales de alto rendimiento, aportó la energía para la maquinaria agrícola que permite a un sólo agricultor alimentar a 100 personas, produce los químicos para fertilizantes y pesticidas que triplican las cosechas, suministra la energía necesaria para bombear el agua de riego, para la cadena de frío que conserva los alimentos y para la red logística de transportes hasta llegar al consumidor. Todos estos factores aumentaron la producción de alimentos. Si hoy en día tuviésemos que volver a recurrir a los animales de trabajo en lugar de tractores, deberíamos disponer de un 25% más de la actual tierra cultivable sólo para el forraje de los animales.

Una vez talado el último árbol, los habitantes de la isla de Pascua ya no tenían embarcaciones que les hubiese permitido huir en busca de otra tierra. Son escalofriantes los paralelismos entre la isla de Pascua y el mundo moderno en su conjunto. Gracias a la globalización, al comercio internacional, a los vuelos en avión y a Internet, hoy en día todos los países de la Tierra comparten recursos y se afectan mutuamente, exactamente igual que lo hicieron los diferentes clanes de Pascua. Pero la catástrofe social de la isla no empezó cuando se cortó el último árbol, sino cuando por ejemplo optaron por seguir empleando la madera disponible para realizar esculturas con las que competir con los rivales entre otras decisiones que iban en la dirección equivocada. La fatalidad no se produce al término de un proceso de devastación, sino allí donde nadie puede advertir aún que su acto está siendo destructivo.

Moáis. Fuente: gentitravel.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre que puedo hago referencia a un efecto no tenido en cuenta por la mayoría de la gente que medita sobre este problema: el futuro de los más de 400 reactores nucleares instalados en el planeta. En un mundo en colapso donde lo que imperase fuese el "sálvese quien pueda" no habría una infraestructura, ni técnica ni humana, que mantuviese a raya a este tipo de instalaciones. Dejados a su suerte tendríamos en pocas horas o días cientos de "Fukushimas". En mi opinión, es probable que la radiación resultante esterilizase la superficie del planeta.

Me interesaría conocer la opinión del autor de la entrada sobre esta cuestión.

VMDC dijo...

La energía nuclear siempre será controvertida. Encontrarás gente a favor y en contra. No soy un experto en la cuestión, no obstante te traslado mi modesta opinión al respecto. Tienes toda la razón en que es un tema problemático, complicado y poco comentado. A pesar de los avances tecnológicos, la cantidad de centrales nucleares de fisión no han aumentado considerablemente en los últimos años. Su principal combustible, el uranio, también está expuesto a un próximo cenit de producción (de ahí viene por ejemplo la implicación de Francia, un país muy dependiente de esta energía, en conflictos como el de Mali, de dónde extrae sus reservas). Aunque el impacto de un accidente es inmenso, la realidad es que las medidas de seguridad en las centrales han aumentado de manera considerable. Mi preocupación particular es mayor en la gestión de los desechos radioactivos. En ocasiones se habla de la energía nuclear como un sistema económico de generación de energía, una vez construida y puesta en marcha la central. Sin embargo, no se suelen imputar los altos costes energéticos y el conocimiento especializado que supone mantener controlados los residuos radiactivos generados de su funcionamiento(el almacenamiento debe ser refrigerado para que la temperatura no supere los 400ºC). Estos sistemas de refrigeración requieren de un consumo importante de energía. Los residuos no sólo son letales en el corto plazo, sino que son peligrosos durante centenares e incluso miles de años. Si se tiene en cuenta el gasto constante y eterno de esta gestión, es más que dudoso que la energía nuclear sea realmente rentable. Es por ello que existe la polémica de la ubicación de los cementerios nucleares. No existe una solución fácil a este problema. Únicamente cabe esperar que las autoridades competentes tengan controlada y estudiada esta externalidad.

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