17 de julio de 2013

Hielo negro

"Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego" Leon Tolstoi

Situado alrededor del Polo Norte de la Tierra, el Ártico constituye un ecosistema único en el planeta. Está formado por una extensa banquisa, océano cubierto de hielo, rodeada por permagel con ausencia absoluta de árboles.

Ocupa una extensión de unos 14 millones de km² y las profundidades de este océano oscilan entre los 2.000 y 4.000 m en la región central, y los 100 m en la plataforma continental; siendo su media de unos 1.500 m.

La vida en el Ártico consta de organismos adaptados al hielo, zooplancton y fitoplancton, mamíferos marinos, aves, peces, animales terrestres, plantas y sociedades humanas totalmente habituadas a las condiciones extremas del entorno.

En el aspecto político la región incluye los territorios más septrentionales de los ocho estados árticos (Cánada, EEUU, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia y Rusia), aunque las ciencias naturales consideran gran parte de estas superfícies como subárticas.

Región Ártica. Fuente: wikipedia.com
Las regiones polares son una parte integrante de nuestro sistema climático y un componente de vital importancia. En los polos, por la posición de la Tierra respecto al Sol, los rayos inciden oblicuamente, por lo que no logran ser absorbidos totalmente por la superfície y una gran parte del calor es repelido por reflexión, contribuyendo al enfriamiento natural del planeta. Debido a la diferencia entre el flujo solar en el ecuador y en los polos, éstos inyectan inmensas masas de agua y aire fríos en la circulación de los océanos y los vientos. Una especie de aire acondicionado planetario. Los casquetes polares continentales se caracterizan por una inercia propia que nos ha protegido del rápido calentamiento climático provocado por las emisiones de CO2 naturales o de origen humano, al menos hasta ahora. Los polos son los sumideros de energía solar de la Tierra y una gran reserva de agua dulce del planeta. 

La circulación oceánica global es un flujo de agua que se calienta en el Pacífico y el Índico hasta llegar al Atlántico hundiéndose finalmente en el Atlántico Norte y retornando en niveles más profundos. Esta circulación se debe a diferencias de densidad en las masas del fluido. Una masa más densa tiende a hundirse, mientras que con menor densidad asciende. En las masas de agua oceánica, las diferencias de densidad dependen de la temperatura y la salinidad. Una masa de agua en el océano será más densa cuanto más fría y más salina.

En el Atlántico, la corriente transporta aguas templadas y salinas hacia el norte, que se enfrían debido a la evaporación provocada por el efecto de los vientos, ganando en densidad y hundiéndose. La corriente fría resultante en la profundidad se mueve entonces en dirección sur. El efecto es una cinta transportadora de agua oceánica conocida como circulación termohalina, con corrientes superficiales calientes y corrientes frías discurriendo por la profundidades. La suma de ambas corrientes dan como resultado un transporte neto de calor hacia los polos. La circulación global, en forma de cinturón, es muy importante para la regulación del equilibrio térmico de la Tierra, y por tanto crucial para la meteorología y el clima del planeta. 

Circulación Termohalina. Fuente: planeteterre.blog.com

Uno de los efectos del calentamiento global es el deshielo ártico. El problema radica en el aporte de un gran flujo de agua dulce que diluye la corriente salada debilitando la corriente termohalina, lo que puede provocar un cambio brusco climático y efectos de retroalimentación.

La capa de hielo marino ártico se derrite en verano y crece en invierno. Según diversos análisis científicos se calcula que desde que comenzó la década de los ochenta hasta ahora, esta masa helada del planeta se ha visto reducida a la mitad. Se tiene la creencia que el deshielo del Ártico está agravando ciertas consecuencias del calentamiento climático, entre ellas el aumento de las sequía y las olas de calor, así como el lento pero continuo aumento del nivel de los océanos que amenaza a zonas costeras bajas. Otro resultado de este fenómeno es la posible liberación de grandes reservas de metano, un gas de potente efecto invernadero, atrapado en la corteza terrestre debajo de los hielos de Groenlandia.

Los últimos estudios de la agencia estadounidense NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) revelan una alarmante desviación positiva de las temperaturas árticas. Este hecho produce un efecto de amplificación térmica en el Ártico por una retroalimentación positiva del sistema; cuando el hielo se derrite, más luz solar llega a los océanos (o al suelo) causando que se derrita más hielo.

Deshielo Ártico. Fuente: www.arctic.noaa.gov

Los cambios que está experimentando el Ártico aumentan debido al empeoramiento de sus condiciones bioclimáticas. Pero pese a las alertas de la comunidad científica, los efectos del peak oil están provocando que haya una mayor acción del hombre en la zona, lo que podría empeorar la ya delicada situación.

En el Océano Ártico existe una gran cantidad de recursos sin explotar, como nuevas rutas de navegación, pesca, turismo y se cree que contiene la mayor reserva mundial de petróleo y gas. El aumento del deshielo está causando un nuevo escenario geoestratégico. Existe cada vez más zona navegable y más espacio donde buscar petróleo. Según denuncia Greenpeace, el Ártico está amenazado por las prospecciones de petróleo, la pesca industrial y los conflictos que se derivan por adquirir una posición influyente en la zona. 

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Geopolítica en el Ártico. Fuente: ordenmundialfast

Cinco países se disputan el control de estos recursos naturales: Canadá, Estados Unidos, Dinamarca, Noruega y Rusia. Los gobiernos y compañías como Shell, BP, Repsol, Exxon y Gazprom, entre otros, se han unido a la fiebre del Ártico y prefieren arriesgarse a un vertido por poder extraer petróleo que sólo cubriría la demanda global durante pocos años.

Para perforar el Ártico, las petroleras tienen que apartar los icebergs que sus plataformas encuentran en el camino, y derretir el hielo flotante con mangueras gigantes de agua caliente. Un accidente medioambiental, como sería un derrame de petróleo en la región, sería catastrófico. La presencia humana crece, por lo que las posibilidades de un incidente aumentan. Intereses económicos y políticos vs intereses ecológicos y medioambientales.

¿Será el Ártico el escenario de una nueva “Fiebre del oro” del siglo XXI?. 

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