26 de noviembre de 2013

Vórtice

"La ausencia de prueba no es prueba de ausencia" Carl Sagan 

Desde épocas antiguas, la humanidad se ha sentido fascinada por el movimiento en espiral, que consiste en una rotación hacia un punto central o el recorrido inverso. La espiral aparece en el arte religioso, en la naturaleza y en la ciencia, como símbolo de la forma natural del desarrollo y del movimiento. Tanto el movimiento del agua como los torbellinos, tornados e incluso las más menudas espirales del ADN que se encuentran en el núcleo de las células, siguen, todas, las leyes del vórtice de la espiral. Dentro de la espiral todo tiene un sentido y una dirección, aunque no sea la correcta.

Fuente: 123rf.com
Ante un escenario de crisis energética, debida al declive en un ritmo de producción incapaz de sostener la creciente necesidad de recursos primarios por el carácter no renovable de las principales fuentes, y crisis ambiental, amplificada por la puesta en funcionamiento de métodos no convencionales de explotación necesarios para cubrir ese vacío de demanda, surge la obligación de potenciar las energías renovables y las medidas de eficiencia energética.

Pero pretender solucionar todos los problemas únicamente con capacidad tecnológica, sin cuestionarnos un sistema económico basado en el crecimiento perpetuo, puede acelerar un deterioro del medio ambiente y un agotamiento de los recursos naturales. El desarrollo de los sistemas de captación de energías renovables, aunque considerable, no resuelve la previsible falta de flujos de energía que requiere nuestro tipo de sociedad, mientras que los avances en mejora de eficiencia energética se enfrentan a una estudiada contradicción, ¿realmente se consigue reducir la demanda energética al disminuir el consumo de energía?.

A mediados del siglo XIX en plena revolución industrial, el economista británico William Stanley Jevons observó el efecto de la recién inventada máquina de vapor de James Watt, y cómo su uso revolucionó la economía inglesa. Ya que esta novedosa máquina usaba carbón mucho más eficientemente que diseños anteriores, se entendía que ahora Inglaterra reduciría su uso de carbón. Sin embargo notó que ocurrió exactamente lo opuesto, la aplicación de la máquina de vapor de Watt se extendió en la industria lo que hizo aumentar el consumo del carbón, aunque la cantidad necesaria de combustible para cada uso concreto disminuyera de manera considerable. Publicó este hallazgo en su libro “The Coal Question”, y desde entonces el fenómeno se le ha conocido como el efecto rebote o la paradoja de Jevons.

Fuente: wikipedia.org
En líneas generales la obra de Jevons fue ignorada en su época, principalmente debido a que a finales del siglo XIX el carbón fue desplazado por otra fuente energética fósil más útil y conveniente: el petróleo. Hasta que en la década de 1980, los economistas Daniel Khazzoom y Leonard Brookes independientemente presentaron ideas que argumentan que el aumento de la eficiencia energética, paradójicamente, tiende a conducir a un mayor consumo de energía. En 1992 otro economista, Harry Saunders, llamó a esta hipótesis el postulado Khazzoom-Brookes.

El trabajo realizado por Khazzoom y Brookes comenzó después de las crisis petroleras de 1973 y 1979, cuando comenzó a subir la demanda de automóviles más eficientes en combustible. Aunque se logró una mayor eficiencia de combustible para cada automóvil, en promedio, el consumo total siguió aumentando. Observaron que las crisis del petróleo de la OPEP generaron enormes mejoras en la eficiencia energética, en particular en la medida en que se refiere a petróleo. Pero varias décadas después, nos encontramos con que el efecto neto de todas esas iniciativas de eficiencia ha sido aumentar el apetito mundial de crudo. Mientras que el petróleo por unidad del PIB se ha reducido de manera considerable en las grandes economías consumidoras de energía, el consumo total de petróleo, y de hecho, el consumo total de energía, siguen creciendo.

En síntesis, el postulado afirma que las mejoras de eficiencia energética que, en las consideraciones más amplias, son económicamente justificadas a nivel micro, conducen a mayores niveles de consumo de energía en el nivel macro. Es una deducción en gran parte intuitiva y un moderno análisis de la paradoja de Jevons. 

El aumento de la eficiencia energética puede incrementar el consumo de energía por tres medios. En primer lugar, el aumento de la eficiencia energética hace que el coste de la energía utilizada sea relativamente barato, fomentando así un mayor uso. En segundo lugar, el aumento de la eficiencia energética conduce a un mayor crecimiento económico, debido a su relación directa, lo que incentiva una mayor producción de bienes y servicios que acaba incrementando el consumo, tal como expuso Jevons. En tercer lugar, el aumento de la eficiencia en cualquier recurso multiplica el uso de todas las tecnologías asociadas. Un ejemplo simple es que el desarrollo suburbano limitado por el uso del agua se puede duplicar si las casas adoptan medidas de eficiencia del agua que corten su demanda de agua por la mitad. De esta manera una pequeña eficiencia puede tener un efecto multiplicador opuesto. Del mismo modo los coches que consuman menos combustible pueden causar aumentos en el uso de los vehículos en lugar de una disminución global en la demanda de energía. Parece que estos multiplicadores latentes de efectos opuestos pueden ser generalmente mayores que el resultado lineal del efecto original.

El hecho es que el ahorro energético reduce el precio real de la energía y por lo tanto induce una expansión de la demanda de energía. Dicho de otro modo, es una combinación de los efectos de sustitución (empleo de excedentes energéticos para otros usos) y los efectos sobre la renta (los ingresos que tenemos a causa de consumir una energía más barata, los gastamos en otros bienes que consumen energía).

Necesitamos de un sistema económico que equilibre el reparto de recursos. Es fundamental redirigir nuestros esfuerzos hacia el uso de energías renovables y la mejora en eficiencia energética, pero para conseguir un mejor aprovechamiento y distribución de la energía disponible. Hemos desperdiciado unos excedentes energéticos de los que posiblemente no volvamos a disponer. Hemos creado y utilizado maravillas tecnológicas para tomar prestado recursos del futuro. Tenemos las herramientas adecuadas, pero no las estamos utilizando de manera correcta. Depende de nosotros. La naturaleza no se sentará en ninguna acogedora, iluminada y climatizada sala de reuniones para negociar con nosotros sus disponibilidades. 

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