5 de octubre de 2013

Equilibrium

"Dos cosas contribuyen a avanzar, ir más deprisa que los otros o ir por el buen camino" René Descartes

¿Es la crisis económica que sufrimos el resultado del estancamiento de la producción de petróleo, o quizás ésta se ha visto frenada a causa de la crisis económica y consecuente caída de la demanda?

Desde que la producción de petróleo convencional alcanzó su punto máximo en 2006, según datos de la propia Agencia Internacional de la Energía AIE, nos encontramos que es físicamente imposible conforme a las leyes de la Termodinámica aumentar la energía neta como hemos hecho en el pasado. En otras palabras, los productores de petróleo están afectados por la Geología, no por la Economía, lo que les imposibilita compensar mediante los métodos acostumbrados la producción de petróleo. La energía barata o de bajo coste (petróleo convencional) se sustituye por energía de alto coste (petróleo no convencional).

Previsiones de petróleo de la AIE en 2012. Fuente: oilcrash.blogspot.com.es
Algunos de los combustibles (etanol, petróleo de esquistos, líquidos de gas natural) contados por las agencias oficiales de la Energía en la categoría de "todos los líquidos” tienen significativamente menor contenido energético por unidad de volumen que el de petróleo crudo convencional, por lo que un aumento de barriles por día no significa necesariamente un aumento de la cantidad de energía entregada a la sociedad. Además, todos los combustibles de líquidos no convencionales (incluidos los biocombustibles, las arenas bituminosas y el petróleo extra-pesado) ofrecen una baja tasa de rendimiento energético (TRE). Por tanto, incluso si el número de barriles de combustibles líquidos entregados al mercado sigue aumentando poco a poco, la cantidad útil de energía puesta a disposición de la sociedad por la industria del petróleo y las industrias de biocombustibles está en declive, y únicamente el descenso en la demanda a causa de la crisis económico-financiera genera un ajuste contable que oculta la realidad.

El problema es que tal y como está cimentada nuestra moderna sociedad tecnológica e industrial, es esencial el crecimiento económico y el aumento de la disponibilidad de empleos, y ambos aspectos requieren cada vez de mayor necesidad de "energía neta". Nuestra actual estructura de mercado contabiliza como medida del bienestar y correcto funcionamiento de la sociedad el producto interior bruto (PIB), y si queremos que este valor aumente a nivel mundial, tal y como exige el sistema financiero para crecer y mantener el propio sistema, la oferta mundial de petróleo tiene que aumentar proporcionalmente.

Es en este punto en el que las vías nos conducen a un choque de trenes. Una gran mayoría de economistas asumen que la economía mundial se alimenta de dinero en lugar de por la energía, pero los físicos saben que los recursos son finitos y consideran que estos economistas han perdido contacto con la realidad.

Ya que es físicamente imposible, y por lo tanto inviable económicamente, aumentar la producción mundial de energía neta, la única manera de evitar una nueva serie de las conflictos es reducir la demanda energética de forma permanente. Esto consistiría en aumentar la eficiencia energética de nuestro sistema social existente, a la vez que prevenimos nuevas demandas de energía. Pero quizás la única manera de prevenir nuevas demandas sería abandonar el "sistema de mercado" como un medio de control social. 

Las compañías de energía están en el negocio para hacer dinero, no energía. Los subsidios económicos de los estados han permitido que algunas empresas obtuvieran beneficios aún a costa de perder energía. La relación entre los precios y los recursos naturales no es lineal. Una buena analogía para el mercado del petróleo es el funcionamiento de un flotador en un carburador; cuando el motor exige más gasolina, el flotador desciende permitiendo la entrada de más combustible desde el tanque. Pero el flotador no tiene información sobre la cantidad de gasolina disponible en el tanque hasta que la línea de combustible no es capaz de mantener la demanda. Lo mismo sucede con las transacciones económicas. En una situación de normalidad, a medida que crece la demanda de petróleo, el aumento de precios es la señal a las compañías petroleras para bombear más petróleo del subsuelo hasta reducir los precios de nuevo y de esta manera ajustar el propio sistema. Pero el mercado del petróleo no tiene información sobre la cantidad de petróleo que queda en el subsuelo hasta que la producción no es capaz de mantenerse al día con la demanda.


Fuente: confidencial.com
El mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa. La carencia de recursos es probable que sea mayor en el futuro. La presión de la escasez y el alza de los precios tiene como base el hecho de que cada vez es más difícil para las personas y las empresas pagar los préstamos, debido a los crecientes costos de los combustibles fósiles y los alimentos. Esta situación no tiene visos de desaparecer. De hecho, se espera que empeore en los próximos años, ya que los suministros de petróleo se complican. El valor de los bienes básicos tiene relación directa con la energía. Por tanto, cuando aumenta el precio del petróleo, o de la energía en general, nos encontramos con dos efectos principales; los bancos se encuentran en peores condiciones debido a  impagos, y la economía comienza a sentir el impacto recesivo.

Continuar por la actual senda del bussines as usual (BAU) requiere una expansión masiva de la producción y la capacidad de refinación del principal recurso energético para evitar una grave crisis energética. En caso contrario es difícil predecir con exactitud cuáles son los efectos económicos, políticos y estratégicos que podría producir tal déficit. Seguramente reduciría las posibilidades de crecimiento tanto en el mundo occidental como en los países en vías de desarrollo. Tal desaceleración económica agravaría otras tensiones no resueltas, arrastrando a los estados más frágiles y dependientes energéticamente a un camino hacia el colapso. También puede dar lugar a períodos de duro ajuste económico como el que estamos viviendo en la actualidad. Hasta qué punto las medidas de conservación, las inversiones en la producción de energía alternativa, y los esfuerzos para aumentar la producción de petróleo de arenas alquitranadas y esquistos mitigarían ese período de adaptación es difícil de predecir. No hay que olvidar que la Gran Depresión dio lugar a una serie de regímenes totalitarios que pretendían la prosperidad económica de sus naciones mediante una expansión territorial

2 comentarios:

Camino a Gaia dijo...

Los economistas creen que la economía se alimenta de dinero lo mismo que hay quien dice no tener problemas con el precio del combustible porque siempre reposta 20 Euros.
La creencia de que es el dinero el que mueve el mundo, desde luego no es nueva, pero resulta demoledora cuando queremos salir del atolladero en que nos ha metido.

Anónimo dijo...

Nuestra sociedad se basa en la energia no en el dinero, el dinero es solo un medio, una herramienta, y cualquier objeto, papel, metal,etc. puede hacer la funcion de este, pero nos falta encontrar algo que pueda sustituir la enorme cantidad de energia que derrochamos, si , claro, otra energia ¿¿¿ Pero donde esta ???

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