11 de mayo de 2013

El moderno Prometeo

"El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones, y no en las próximas elecciones" Winston Churchill

La perspectiva que da el tiempo es esa cómoda distancia que nos permite estudiar con mejor detalle un hecho concreto ya pasado. La dificultad radica en asumir el riesgo de realizar un análisis de una situación que se encuentre vigente.

La trascendencia de la energía en nuestro modelo de sociedad es algo que ya sabemos. Es el requisito indispensable que ha permitido evolucionar a la humanidad. A pesar de la creciente introducción de sistemas alternativos y de las mejoras tecnológicas, las principales fuentes de energía primaria siguen procediendo de recursos no renovables.

La materia prima energética por excelencia es el petróleo, con un consumo del 33,5% de la energía primaria mundial y un 95% de todo el transporte. Esta dependencia que tenemos del oro negro hace que la llegada al pico de producción o Peak Oil, se convierta en un reto de enorme dimensión debido a las grandes repercusiones que origina en todos los ámbitos de nuestro sistema. El descenso de producción en los yacimientos de petróleo crudo es un hecho constatado, y la sustitución de este declive con sucedáneos de extracción no convencional (arenas bituminosas, biocombustibles, petróleos de aguas profundas, petróleos extrapesados, líquidos de gas natural, petróleos de esquisto, petróleos de aguas árticas...) no pueden compensarlo debido a su menor tasa de retorno energético, concepto clave para entender el problema. Si la extracción de un recurso no es termodinámicamente rentable tampoco lo será en el plano económico, por mucha inversión que se quiera hacer.

La primera reacción que tenemos ante el conocimiento de un suceso de tanta repercusión para nuestras vidas es de negación emocional. Se genera una disonancia cognitiva, un conflicto psicológico entre creencias. La manera en la que aliviamos esta tensión es intentando encontrar un  punto de coherencia. No puede ser que algo así pueda suceder, no puede ser que cause tantos problemas, los gobiernos no pueden permitir tal caos, seguro que hay algo previsto.


Disonancia cognitiva. Fuente:psicosystem.com

El declive energético no es, a pesar de la escasa difusión en los medios de comunicación masivos, un hecho desconocido para los poderes políticos y financieros. Existen numerosos informes y estudios realizados por organismos oficiales, grandes empresas y grupos de inversores como el Departamento de Energía americano, los ejércitos alemán y estadounidense, bancos como el HSBC, compañías de seguros como Lloyd's, el grupo de trabajo formado por importantes compañías británicas ITPOES (Industry Taskforce on Peak Oil and Energy Security), empresas petroleras como la brasileña Petrobras y la francesa Total, ...


      
       


Otra muestra esclarecedora del conocimiento del Peak Oil por parte de la industria petrolera, son las declaraciones recogidas por el Financial Times en septiembre de 2011 a Peter Voser, por aquel entonces presidente ejecutivo de Royal Dutch Shell, una de las cuatro grandes multinacionales del sector;

«La producción de los campos existentes disminuye un 5% anual, las reservas se agotan, por lo que el mundo debe añadir el equivalente de la producción de cuatro Arabia Saudita o diez mares del norte en los próximos diez años, y esto solo para mantener el suministro al nivel actual sin contar con cualquier posible aumento de la demanda global.»

Sabiendo de la repercusión del problema, ¿por qué es un tema tan escasamente publicitado?, ¿qué tipo de medidas se están adoptando?. Cuestiones difíciles de responder, pero mi tendencia es la de buscar explicaciones simples. No creo en las conspiraciones. Creo en los intereses tanto individuales como colectivos. El sistema financiero quiere la máxima rentabilidad y los políticos mantenerse en el poder. El problema es de base. Lo que desean ambos son soluciones que les devuelvan a la senda del crecimiento. Pero este crecimiento es virtual, se ha ido desvinculando cada vez más de la realidad. Entonces, ¿cómo hacer frente a tal desafío de forma que no perjudique el actual establishment?

El político actúa dentro de la teoría de lo posible. Un problema al que no se le pueda dar una solución sin cambiar el sistema, no es un problema. Simplemente no existe. No es un tema de ideologías. El político vive en connivencia al sistema financiero. Éste crea las bases, el sistema político las gestiona y la sociedad las consume generándole beneficios. El bucle se cierra. Funciona como una máquina perfecta. Aunque es evidente que unos más que otros, todos obtienen una ganancia. Pero la estructura es frágil. Necesita de excedentes. Pero no de una masa monetaria distanciada del mundo físico. Los excedentes los proporciona el superávit energético. Sin el rédito concedido por recursos baratos y abundantes, la maquinaria se agarrota y corre el riesgo de colapsar.

El político no debe mostrar un vacío de poder, ni trasladar la imagen de que es superado por la realidad. Ha de transmitir control y seguridad. Ha de tener la habilidad de presentar una dificultad como una oportunidad. Presentar el problema y las consecuencias del Peak Oil a una sociedad fundamentada y necesitada del consumo, supone exigirles que acepten unas renuncias y sacrificios que le conllevarían al fín de su carrera.

El político ha de endulzar las adversidades. El mensaje ha de ser positivo o como mínimo ha de exculpar al mensajero. Potenciar las energías renovables, fomentar la eficiencia energética, avanzar en el progreso tecnológico, reajustar los datos macroeconómicos y con el esfuerzo de "todos" volvemos a la senda del crecimiento.  Pero todo esto no vale para igualar la ecuación debido a nuestra dependencia de los combustibles fósiles, por lo que ante el inevitable declive de las fuentes primarias hay que concienciar a la ciudadanía sin deteriorar el sistema. ¿Qué pueden hacer?

Algunos círculos de científicos y estudiosos del agotamiento de los recursos energéticos plantean la respuesta en base a una argumentación lógica. La humanidad se enfrenta a dos graves dilemas, el declive energético y el cambio climático consecuencia del calentamiento global. El efecto del primero puede implicar un beneficio sobre el control del segundo. Para el político aquí está la oportunidad.

Uno de los principales divulgadores de la cuestión del cenit del petróleo en España es el ingeniero Pedro Prieto, vicepresidente de AEREN (Asociación Española para el Estudio de los Recursos Energéticos), miembro de Científicos por el Medio Ambiente (CiMA) y del consejo internacional de ASPO (Association for the Study of Peak Oil and Gas). Enlazo sus artículos  "Bali o como vestir la mona de seda" y "Colapso energético y financiero: algo más que una crisis Ninja" de recomendable lectura, en los que muestra con gráficos una curiosa relación.


Gráfico 5. Las previsiones de producción mundial de petróleo y los objetivos de Bali, corrigiendo los ya perdidos objetivos de Kioto. Dibujadas sobre las previsiones de ASPO sobre producción mundial de petróleo.
Fuente:"Bali o como vestir la mona de seda" Pedro Prieto

Se puede observar como se hacen coincidir las propuestas adoptadas en cumbres internacionales sobre el cambio climático de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y el encubierto declive de la producción mundial de petróleo. El sistema político y los poderes financieros mundiales adaptan y admiten como propia la lucha contra el cambio climático, omitiendo el hecho de que el flujo energético disminuirá igualmente.


Gráfico 6. Curiosos “alineamientos” entre los objetivos de los países europeos (y aproximadamente de los de los EE. UU. de Obama), para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, sobre la realidad geológica del agotamiento del petróleo, según la ASPO.
Fuente: "Colapso económico y financiero" Pedro Prieto

Entre dos noticias malas, el político escoge la que más le beneficie. Si las medidas para combatir el cambio climático son esencialmente las mismas que para combatir el Peak Oil, la reducción del consumo de los combustibles fósiles, resulta más rentable y políticamente correcto atribuirse la responsabilidad de asumir soluciones porque quieren ser respetuosos con el medio ambiente y responsables con las futuras generaciones que porque no nos queda más remedio.

Mientras, el sistema financiero intentará rentabilizar la actual situación. Es su propia naturaleza.
     

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